La violencia familiar no respeta religión, cultura, status social, nivel educativo es un fenómeno social

miércoles, 22 de julio de 2009


Por Dr. José Linares Cerón



EE.UU-. ( AGENCIALAVOZ.COM ) La violencia familiar es un fenómeno social reprochable, donde generalmente son víctimas las mujeres y niños. La violencia no es sólo aquella que causa daño físico y hasta en ocasiones puede quitar la vida de una persona. Existe otra violencia que no se ve y es la violencia emocional o psicológica que va destruyendo a la persona, dejando consecuencias graves tanto para la víctima como para el agresor.La realidad nos muestra que son las mujeres y los niños las víctimas más frecuentes del abuso. Lo anteriormente señalado, no impide, sin embargo, que existan actos de violencia familiar protagonizados por mujeres, ya sea respecto a sus esposos e hijos, o de hijos respecto a sus padres.


Los creyentes con responsabilidad espiritual debe estar atento ante estos hechos lamentables, que no solo ocurren dentro de comunidad. Hay casos lamentables dentro de la misma iglesia, que debemos estar observando a través de nuestros líderes situaciones que pueden estar ocurriendo hechos de violencia. Las víctimas de estos hechos mantienen un silencio prolongado por temor o por vergüenza de su situación familiar. Debemos ayudar y en algunos casos denunciar estos hechos antes las autoridades correspondientes. Como ministro de Dios debemos tener mucho cuidado de no ser engañado por las partes, hoy la violencia se ve entre hombres y mujeres. Pero los niños son lo que mayor castigo recibe en este tipo de violencia, no solo se ve casos de violencia en los padres, incluso en los mismos colegios donde son víctimas de sus docentes de agresión física y violencia psicológica, algunos padres permiten estos hechos posiblemente por tener niños imperativos. Hay mucho trabajo que hacer en nuestra sociedad, pero aun con mayor razón estar alerta en nuestras propias comunidades cristianas.Es posible que Ud. se esté preguntando ¿Nosotros los cristianos no tenemos ese problema? Pero la realidad nos muestra que la violencia familiar se encuentra latente no solo en las familias de los no creyentes, sino también en las familias que componen las iglesias. En una iglesia se descubrió que: en el 60% de las parejas habían episodios cotidianos de violencia verbal, como gritos, insultos y amenazas. El 20% admitió haber tenido explosiones de ira acompañado con empujones y golpes, 30% de las mujeres admitieron haber sido abusadas sexualmente al haber sido obligadas a tener relaciones sexuales en contra de su voluntad. La violencia familiar, ya sea entre cristianos o no, se presenta como un ciclo en tres fases:

1) Acumulación de tensiones: Comportamiento agresivo más hacia los objetos que hacia el cónyuge. (Dar portazos, arrojar objetos, romper cosas, etc.). Poco a poco se mueve desde los objetos hacia la pareja, manifestado en abuso verbal y físico.


2) La violencia se agudiza: Conscientemente el abusador elige sus actos de violencia, decide el tiempo y el lugar para los episodios así como qué parte del cuerpo golpear. En algunos casos aquí es donde se da la intervención policial.


3) Calma y arrepentimiento: El agresor asume su responsabilidad y promete cambiar, hay un período de calma, muestras de amor y cariño hacia la pareja. Ambos actúan como si nada hubiera sucedido y prometen que nada de lo sucedido se repetirá.Como creyentes no debemos tratar de evadir este tema sino más bien tomar conciencia de que la violencia familiar se encuentra aun en los hogares de los creyentes. Si esto es así ¿qué es lo que pasa con el creyente que enseña y predica en la iglesia y durante la semana golpea a su cónyuge?.


La violencia en cualquier forma - física, sexual, psicológica, o verbal - es pecaminosa; muchas veces es también un crimen. A pesar de que estamos enfocando aquí la violencia en contra de la mujer, esto no implica de ninguna manera que la violencia en contra de los hombres o de los jóvenes o los mayores de edad o los no nacidos sea algo de menor gravedad. En realidad, la violencia en contra de cualquier persona es contraria al mensaje del Evangelio de Jesús de “Amaos los unos a los otros como yo los he amado.” La violencia en contra de la mujer en el hogar tiene particularmente serias repercusiones. Cuando la mujer es una madre y la violencia es llevada a cabo delante de sus niños, se crean las condiciones en el ambiente para un ciclo de violencia que puede ser transmitido de generación en generación. Los consejeros de la violencia familiar nos enseñan que la violencia es un comportamiento aprendido. En algunos casos, los hombres que cometen el abuso y las mujeres que son abusadas han crecido en hogares donde ocurría la violencia. En una situación semejante, un niño puede crecer creyendo que la violencia es un comportamiento aceptable; los niños aprenden que ésta es una forma de ser poderosos. Sobre el abuso dicen que el niño que haya crecido en un hogar presenciando abuso físico está mil veces más inclinado a utilizar la violencia en su propia familia. Al mismo tiempo, apenas el 25 por ciento de los hombres que crecieron en hogares con abuso físico prefirieron no usar la violencia.


Mujeres Maltratadas

Algunos especialistas prefieren referirse al síndrome de la mujer maltratada. Si bien hay un importante número de hombres golpeados, la gran mayoría de los casos se trata de personas de género femenino. Desde el punto de vista estadístico ocurre en todas las edades pero se destaca en primer lugar entre los 30 y 39 años, luego entre 20 y 29 años y más tarde entre 40 y 49 años, le sigue entre 15 y 19 años, para finalizar con las mayores de 50 años. Las mujeres casadas constituyen un 66% del total, el resto lo componen novias, ex parejas, conocidas, amantes, amigas, etc.La mayor vulnerabilidad femenina no solo se debe a causas físicas, también incide las mujeres suelen concentrar en la mayoría de los casos, la mayor carga y responsabilidad en la crianza de los hijos, además por diferentes cuestiones culturales condensan las tareas hogareñas y mantienen una mayor dependencia tanto económica como culturalmente de los hombres. Una mujer que abandona su vivienda se encuentra en mayor riesgo que un varón, pero debe tenerse en cuenta que las mujeres que dejan a sus abusadores tienen un 75% más de riesgo de ser asesinadas por el abusador que aquellas que se quedan conviviendo.


Violencia hacia los niños

En el caso de los niños como en otros casos de violencia, también se da una relación de vulnerabilidad. Claramente los menores muestran inferiores recursos para defenderse de lo que lo haría un adulto. En este sentido el riesgo sería mayor porque se trata de un niño en formación. Además se debe considerar el daño emocional y los efectos a corto y a largo plazo que provocan los maltratos.También cabe considerar que muchos padres perciben como justos los castigos implementados, o perciben la desproporción del castigo ofrecido con la supuesta falta cometida pero se justifica de alguna manera (por la pobreza, por los nervios, etc.). Es considerable que los mismos adultos golpeadores suelen manifestar y percibir que han golpeado a sus hijos en muchas menos ocasiones de lo que realmente lo hacen. Si bien algunos de los adultos golpeadores suelen manifestar algún afecto posterior como arrepentimiento o lástima, en muchos casos se trata de padres que están a favor del castigo como medida disciplinaria y educativa.Los actos de violencia, no sólo atentan contra la salud mental de la persona, sino también contra su dignidad como ser humano. Los maltratos emocionales, psicológicos y físicos degradan al ser humano y dejan huellas que muchas veces son difíciles de borrar. Pero es aun más triste cuando confirmamos que en las familias cristianas se vive este tipo de conflictos. Qué dolor tan grande nos causa cuando nos damos cuenta que un hermano de la iglesia ha maltratado a su esposa, o una esposa iracunda que envió a su esposo al hospital porque le pegó en la cabeza con una sartén. Cuando vemos el trato que el esposo le da a la esposa en frente de los demás miembros de la iglesia, o le grita muy feo a sus hijos, o ridiculiza a su esposa ante sus propios hijos llamándola despectivamente y humillándola, o hace burla de ella porque ha subido un poco de peso, o porque ya se le notan los años. La violencia no es sana. No es de Dios y no estaba en los planes de Dios para la familia. La violencia vino a causa del pecado del hombre y solo los que viven en la tinieblas son participes de esas obras - la Biblia dice: Los que son de Cristo Jesús han crucificado la naturaleza pecaminosa, con sus pasiones y deseos" (Gálatas 5:24)..La familia cristiana no es está exenta de ser víctima de la violencia intrafamiliar. La violencia intrafamiliar no respeta religión, cultura, status social, nivel educativo, etc. porque es producto del pecado. Y el pecado y sus diferentes manifestaciones se encuentran en todo el mundo. Dios instituyó a la familia a fin de de que sus miembros fueran capaces de experimentar y establecer relaciones basadas en el amor, la igualdad, el respeto y la tolerancia mutuas, pues hemos sido creados a imagen y semejanza de Aquel que instituyó a la familia. Le invito a tomar la comunión con Dios a través de la oración, no olvide que la verdad os hará libre, si Ud. persistes en su acto violento verbal y físicamente, le recuerdo que es un delito penal y no solamente moral.

Fuente: Consejeria Familiar