Más suicidios y crímenes con la crisis

miércoles, 8 de julio de 2009


MADRID.- ( AGENCIALAVOZ.COM ) La caída de las inversiones, el aumento de los despidos o ese creciente miedo al futuro que se palpa en el ambiente no son las únicas consecuencias de la recesión económica que vivimos. La crisis también podría incrementar la tasa de suicidios y homicidios, a juzgar por los resultados de un interesante trabajo.


Sus autores, dirigidos por David Stuckler, de la Universidad de Oxford (Reino Unido), demuestran en las páginas del último 'The Lancet'que subidas de desempleo similares a las registradas este año provocaron en el pasado picos de ascenso en el número de personas que se quitaban la vida o cometían un asesinato.
Los investigadores, que analizaron datos de 26 países de la Unión Europea de fechas comprendidas entre 1970 y 2007, también comprobaron que los incrementos del paro se relacionaban, además, con una reducción notable en el número de accidentes de tráfico.
Concretamente, sus datos pusieron de manifiesto que, con cada aumento del 1% en las cifras de desempleo, crecía un 0,8% las tasas de personas menores de 65 años que se quitaban la vida y que cometían un asesinato -entre 60 y 550 sucesos más-. En ese mismo caso, los accidentes de tráfico se reducían un 1,4%.
Si el paro se disparaba un 3%, los suicidios también se precipitaban hasta el 4,5%. Además, se producía un incremento más que considerable de las muertes a causa del abuso del alcohol.
Medidas de apoyo
Los autores de este trabajo no encontraron evidencias de que las cifras totales de mortalidad fueran mayores en las épocas con mayor número de desempleados, si bien observaron que los países con sistemas de protección social más asentados respondían mejor a las consecuencias 'nocivas' del paro.
"[Hemos comprobado que] los programas laborales que apoyan y reintegran a los empleados en una actividad laborar pueden mitigar algunos efectos adversos de las crisis económicas sobre la salud", apuntan estos investigadores en su trabajo.
De hecho, citan el ejemplo de Finlandia y Suecia, dos países con importantes sistemas de protección social, que sufrieron a principios de los 90 fuertes recesiones económicas. Pese a que las tasas de paro aumentaron de forma significativa, las cifras de suicidios descendieron en ambas naciones. "Nuestro análisis apunta que los gobiernos podrían proteger a sus ciudadanos de forma específica", añaden.
Presupuestar medidas para que las personas mantengan su trabajo, desarrollar iniciativas para ayudar a aquellos que lo pierdan a superar la situación y posibilitar una pronta reintegración a la vida laboral son algunas de las ideas que sugieren los investigadores.
En sus conclusiones, remarcan que un gasto social de al menos 190 dólares por cabeza para apoyar el mercado laboral "podría mitigar el efecto del desempleo sobre el número de muertes por suicidio, creando una oportunidad única para alinear la promoción de la salud con la inversión en el terreno laboral".
Con todo, reconocen que su trabajo tiene importantes limitaciones, como que sólo han tenido en cuenta las tasas de mortalidad -"que son claramente una medida incompleta de la salud de la población"-; o que únicamente han medido las consecuencias de la crisis a corto plazo. "Algunos efectos de la Gran Depresión sólo se pusieron de manifiesto cinco o siete años después del 'crac'", comentan.
Además, apuntan que determinadas características de la crisis actual, como su rápida expansión y su intensidad, hacen más difícil que las "lecciones del pasado" puedan extrapolarse al presente.