Los padres del comandante Neil Armstrong del Apolo 11 cuenta su testimonio sobre el aterrizaje Lunar

martes, 21 de julio de 2009


EE.UU-. ( AGENCIALAVOZ.COM ) “Gracias, Dios mío”, exclamó Stephen Armstrong en el momento en que su hijo Neil depositaba suavemente el vehículo lunar sobre la superficie de la Luna.
Afuera de la casa, en Oak Wood Hills, una muchedumbre aplaudió y lanzó gritos de júbilo. Los periodistas y fotógrafos, que habían tomado como sala de prensa el garaje, se unieron a los vecinos en abrazos y besos.


Adentro, acompañado por un reducido grupo de parientes y amigos, los esposos Armstrong siguieron por la televisión este momento histórico. “Nadie habló. La señora Armstrong permaneció con las manos cruzadas y todos parecían orar en silencio”, dijo poco después Tom Andrews, funcionario de la NASA, comisionado en la casa de los Armstrong.
El alguacil y el grupo de policías mantuvieron retirada a la gente que, en bermudas, camisas sport y con cámaras fotográficas, trataban de acercarse al pórtico de la casa, donde los padres del comandante del Apolo 11 hablaron con los periodistas y fueron entrevistados para la televisión estadounidense.
Por la mañana, los señores Armstrong salieron de su retiro voluntario y asistieron a los servicios religiosos en la iglesia de Saint Paul, de la United Church of Christ, del Reverendo Herman J. Weber, que habló acerca de la magnificencia de Dios y dijo que a mayor avance de la ciencia y la técnica “cada día nos daremos cuenta de nuestra pequeñez ante el Universo”. Todos oraron por el éxito de la misión y entonaron cánticos relacionados con los vuelos espaciales y específicamente sobre la conquista de la Luna.
Mientras los astronautas dormían profundamente en la cabina de Lem, los esposos Armstrong saliron a dar un pequeño paseo por el bosquecito de encinos que rodea su casa. Allí fueron abordados por periodistas llegados de todas partes del mundo. Llovieron las preguntas:
–¿Qué sintieron cuando el Águila iba bajando a la superficie lunar?La señora Armstrong, sobre un vestido de color salmón, llevaba un prendedor de oro que le obsequió la NASA cuando su hijo Neil participó en la misión del Géminis 8, dijo: –Ore. Ore mucho, para que todo saliera bien. Una vez que el vehículo se posó suavemente en la Luna y Neil informó que todo estaba bien a bordo, di gracias a Dios.
–¿Sintió miedo?No. Estaba muy emocionada, pero no sentí miedo. No sé de cosas técnicas, pero se nos informó que todo iba bien, de acuerdo con lo planeado. Ahora, que Dios los ilumine para que todo termine bien.
–¿Qué repercusión creen que tenga esta misión en el mundo?El señor Armstrong, de traje gris Oxford, con un pequeño escudo del Club de Leones de Wapakoneta, dijo que deseaba de todo corazón que esto resultara en beneficio de la humanidad.
–¿Cree usted, señor Armstrong, que esto unirá más a todos los países?Esos son nuestros más fervientes deseos, dijo.
–¿Cómo han reaccionado los vecinos?Maravillosamente bien, dijo la señora. Nos han cocinado, nos han mostrado una gran solidaridad. Espero que todos sigan orando como hasta ahora. Me da mucho gusto que estén con nosotros.
–Se nos informó que hubo llanto entre ustedes después de que Neil bajó en la Luna.Sí. Lloramos de felicidad.
-¿Sintieron lo mismo que en la primera misión de Neil en el espacio?No. Esto fue diferente, dijo el señor Armstrong.
-¿Han tomado ustedes somníferos o calmantes?No. No los necesitamos.
-¿Habían pensado alguna vez que serían tan populares?Sí. Pero no tanto.
-¿Les ha hablado ya el presidente Nixon?No. Pero nos informaron que posiblemente lo haga al finalizar la misión.
El alcalde de Wapakoneta, Max E. Schlatter, reveló que una comisión de esta ciudad habló con el representante del estado en Washington para que haga llegar una invitación al presidente Nixon para que éste acompañe a Neil en la recepción que se le prepara en esta ciudad natal.
Charles Brading, propietario de la farmacia donde Neil trabajó de mozo hace 23 años, es quien encabeza el comité de recepción. Dijo que está ya todo preparado para darle una gran bienvenida, superior a la que se le dio después de su misión en el Géminis 8.
El gobernador de Ohio, James Rhoades, manifestó: “Creo que Neil será uno de los más grandes explorarodres de la Historia. Al poner Neil este día el pie en la Luna será el día de Neil Armstrong en todo el mundo”.
Se le preguntó sobre los preparativos que había en el estado sobre esa hazaña.
“Este día –o sea mañana– será proclamado un día de fiesta nacional en todo Estados Unidos. Es imposible que un suceso de tal naturaleza se deje pasar inadvertido”.
También preguntamos sobre los preparativos futuros en honor de Neil. Dijo que se van a hacer muchas cosas en su honor, principalmente poner su nombre a calles, parques y a otros lugares. Por el momento, señaló, ya hay un aeropuerto en esta ciudad que desde hace dos años lleva su nombre. Y ya la calle donde vive la familia Armstrong lleva también el nombre de Neil.
La primera vez que vio Neil Armstrong la Luna a través de un telescopio, fue en el pequeño observatorio del señor Jacob E. Zint, en el 805 de la calle W. Pearl.
Entrevistado, el señor Zint declaró que Neil, desde el primer momento, se sintió atraído por nuestro satélite natural.
-¿Qué comentaba Neil en ese entonces?No recuerdo todo exactamente, dijo. Sólo viene a mi memoria aquel chico rubio que vino por primera vez por aquí con un grupo de boyscouts y que tuvimos que subirlo en un banco para que alcanzara el telescopio.
-¿Siguió viniendo después?Sí. Muchas veces. Venía con los amigos de la escuela. Recuerdo una noche muy estrellada en que los niños veían las estrellas fugaces y me llamó mucho la atención ese niño que insistía en ver la Luna.
Después que se fueron todos, le enseñé a manejar el telescopio y le expliqué cómo aumentaba de tamaño la Luna 260 veces. Vimos entonces el Mar de la Tranquilidad. Si alguien nos hubiera dicho que ese niño sería el primer hombre en llegar allí, nos hubiésemos echado a reír.
-¿Qué decía? ¿Qué comentaba?En ese tiempo creo que todavía Neil no hablaba mucho. Creo que no tenía mucho tema de conversación. Sólo veía hacia arriba: sabrá Dios qué es lo que pasaba por su mente infantil. Después venía con dos o tres amigos y discutían sobre si habría o no seres en otros planetas. Luego nos sentábamos en el portal de la casa y recuerdo que Neil un día me preguntó si habría viajes espaciales. Yo le dije que eso estaba muy lejano y que ni yo, ni él, probablemente, llegaríamos a verlo.
-¿Recordará Neil esos momentos allá arriba?Sí. Estoy seguro que cuando coloque la bandera de Estados Unidos y la placa en el Mar de la Tranquilidad va a recordar aquellos momentos aquí en Wapakoneta.
Volvimos a encontrar a su maestro de física, John Cristes, en las cercanías de la “Blome High School” y le preguntamos sobre Neil.
“Lo que es, lo ha sido por él mismo. Era el típico muchacho americano. Pertenece a una familia muy unida y muy trabajadora. No se podía esperar nada mejor de él”.
Por su parte, el profesor que tuvo en matemáticas, Victor Blankque, manifestó: “Era muy bueno Neil en ciencias y matemáticas. Pero nunca destacó en otras materias”.
Y recordó que muchas veces le llamó la atención a Neil por llevar sus aviones de armar a la escuela. “Nunca creí que uno de mis alumnos se convirtiera en el primer hombre que llegara a la Luna.
La señora Jean Lesas, condiscípula de Neil declaró que éste nunca tuvo suerte con las chicas, pues siempre andaba con libros y aviones.
Esta noche toda la población se encerró en sus casas para seguir por la televisión la hazaña del siglo. Calles desiertas. Los automóviles estacionados en los supermercados y gente que hace compras de prisa. Todos los aparadores de las tiendas, iluminados. Grandes banderas y retratos de Neil por todas partes. Es un día de fiesta. En los restaurantes sirvieron los cafés gratuitamente, así como bebidas en los bares, donde los parroquianos veían la televisión.
La fábrica de quesos –hasta ahora, Wapakoneta sólo era famosa por sus quesos –distribuyó gratuitamente su producto nuevo llamado “Moon Chees”.
Hoy la población está de fiesta. La región productora agrícola por excelencia en el estado de Ohio, ha pasado a la historia.