MADRID.- ( AGENCIALAVOZ.COM ) Además del tabaco, la obesidad o el sedentarismo, la contaminación también es un importante enemigo del corazón. Numerosos trabajos habían demostrado su relación con el riesgo de sufrir un problema cardiovascular; sin embargo, hasta la fecha, no se había estudiado a fondo el porqué de esta interacción.
Una investigación internacional con participación española acaba de arrojar un poco más de luz sobre este asunto. Según sus datos, la polución derivada del tráfico acelera el proceso de la aterosclerosis, es decir, la oclusión progresiva de las arterias.
"Pudimos constatar que la aceleración de este proceso era mucho más rápida en aquellos que vivían a pocos metros de una autopista o una carretera con mucho tráfico", explica a Xavier Basagaña, miembro del Centro de Investigación en Epidemiología Ambiental (CRES) de Barcelona y coautor del trabajo que se publica en la revista 'PLoS ONE'.
Utilizando datos de investigaciones previas, su equipo realizó un seguimiento durante tres años a alrededor de 1.500 personas que vivían en el área de la ciudad de Los Ángeles (California, Estados Unidos) y a diferentes distancias de núcleos de tráfico.
Entre otros análisis, cada seis meses realizaron una medición del grosor de la pared de sus arterias carótidas, una evaluación utilizada habitualmente para evaluar el grado de aterosclerosis. Además, también evaluaron los niveles de contaminación de cada zona.
Los resultados de su trabajo pusieron de manifiesto que aquellos que vivían a unos 100 metros de una autopista o vía con mucho tráfico sufrían una aceleración del crecimiento de la placa de sus arterias de 5,5 micrómetros por año, lo que equivale a más del doble de la media de crecimiento anual.
Más investigaciones
Los investigadores también observaron que los participantes que tenían un nivel socioeconómico bajo, tomaban alguna terapia para reducir el colesterol o habían recibido tratamientos con vitamina B, E o estrógenos parecían presentar una mayor vulnerabilidad a la contaminación. Sin embargo, Basagaña matiza que son necesarios más estudios para comprender mejor estas interacciones y los procesos por el que se producen.
En colaboración con el Instituto Municipal de Investigación Médica (IMIM), el CRES ya ha puesto en marcha un estudio en Girona en el que también se medirá la relación entre la contaminación atmosférica y la aterosclerosis. "Hay que ver cuál es el efecto en la población española, valorar la influencia de otros factores, como la dieta", comenta Basagaña.
Este especialista recuerda que en ciudades como Barcelona la contaminación es más alta que la mayoría de zonas de Los Ángeles. "Además, la flota de vehículos diesel es mucho más elevada en Barcelona, y esa contaminación puede ser más perjudicial para la salud".
A la espera de la corroboración de los datos obtenidos en España, Basagaña recuerda que estos hallazgos "suponen un importante problema de salud pública que verdaderamente debería tenerse en cuenta cuando se planifican actuaciones urbanas".