MADRID.- ( AGENCIALAVOZ.COM ) El poder curativo de la plegaria. ¿Hasta qué punto influye la fe en la salud? Este es un eterno interrogante objetivo de numerosos estudios, aunque no todos alcanzan las mismas conclusiones. Algunos expertos aseguran que los beneficios de la actividad religiosa son comparables a los del ejercicio físico y que pronlongan la esperanza de vida. Sin embargo, otros trabajos no evidencian ninguna ventaja reseñable.
"Es muy difícil llegar a conclusiones certeras en este sentido, ya que hay muchas variables que influyen en el estado de salud, desde la edad y el estadío de una enfermedad hasta factores psicológicos, como el optimismo y las estrategias individuales para afrontar dificultades", puntualiza Paloma Méndez de Miguel, psicóloga de Activa Psicología y Formación (Madrid).
Uno de los más de 250 estudios realizados sobre la relación entre oración y salud desvela que practicar deporte moderado de forma regular, tomar medicamentos para reducir el colesterol y la actividad religiosa pueden aumentar la esperanza de vida entre tres y cinco años de media. Estas conclusiones se publicaron en la revista 'Journal of the 'American Board of Family Medicine'. Aunque "esto no significa que el ejercicio o las medicinas puedan sustituirse por la religión", puntualizan los autores.
Lo cierto es que el hecho de que la religión prolongue la esperanza de vida es algo que los psicólogos consultados por SALUD asumen con naturalidad. Según expone Francisco Gil, coordinador de la Unidad de Psicooncología del Instituto Catalán de Oncología de Barcelona, esta asociación puede deberse a que "la fe ayuda a tener menor nivel de estrés emocional, controla los síntomas de la enfermedad, mejora la adherencia del tratamiento y la calidad de vida".
Jerónimo Sainz, jefe de Psiquiatría del Hospital Ramón y Cajal, cree que esta relación también puede venir determinada por otro elemento. "En general, las personas religiosas tienen unas características, desde el punto de vista psicológico y de organización personal, que pueden estar ligadas a la salud. Por ejemplo, se cuidan más y tienen menos conductas de riesgo".
Desde la perspectiva psicológica, explica Méndez de Miguel, "cuando alguien recurre a la oración, lo que está consiguiendo es reducir la incertidumbre y el estrés y tener la sensación de cierto control sobre su salud. Esto hace que el sistema inmunológico no se deprima y esto es bueno para afrontar mejor cualquier enfermedad".
Como explica Valentín Martínez-Otero, doctor en Psicología de la Universidad Complutense de Madrid, "las creencias religiosas facilitan al enfermo una explicación existencial que le permite afrontar mejor sus circunstancias. Incluso pueden tener un impacto positivo en la prevención de adicciones como el tabaquismo".
Mejor salud mental
Tal y como confirman los responsables de una investigación publicada en 1998 en 'Archives of Internal Medicine', "las personas que se consideran religiosas experimentan una mejor salud mental y física y se adaptan mejor al estrés".
Para valorar cuáles son los efectos terapéuticos de la oración en la salud de aquellas personas que tienen alguna enfermedad, un equipo estadounidense, analizó a más de 2.200 individuos con cáncer. Observaron que el 68,5% reconocía haber rezado por su salud y el 72% afirmaba encontrarse mejor. Así queda reflejado en el artículo publicado en 'The Journal of Alternative and complementary Medicine'.
La psicóloga madrileña indica que "dotar de esperanza, reducir la sensación de incertidumbre y aumentar la percepción de control consigue que la persona se encuentre anímica y físicamente mejor".
"Tanto para las personas con enfermedad como para los individuos sanos, la fe ayuda a afrontar situaciones difíciles. Permite buscar el sentido a la vida", apostilla Francisco Gil. Si es a través de la oración, bienvenida sea. "Tener esperanza (que es lo que ofrece la fe) siempre es positivo, excepto cuando alguien cree que por rezar ya tiene vía libre para continuar con hábitos dañinos para la salud, como fumar".