MADRID.- ( AGENCIALAVOZ.ORG ) Ingerir gran cantidad de bebidas azucaradas no sólo contribuye a tener un mayor riesgo de obesidad, diabetes y enfermedades coronarias. Ahora, un nuevo estudio desvela que el consumo de este tipo de productos también podría estar asociado con la hipertensión.
"Consumir menos bebidas azucaradas o con jarabe de maíz con mucha fructosa puede reducir la tensión sanguínea", concluyen los autores de una investigación, publicada en 'Circulation', la revista de la Asociación Americana del Corazón.
Los investigadores de la Universidad Estatal de Louisiana (Estados Unidos) observaron que la reducción de una lata al día implicaba una bajada de 1.8 milímetros de mercurio en la tensión arterial sistólica (máxima) y 1.1 en la diastólica (mínima).
Como argumenta el principal autor de la investigación, Liwei Chen, "se estima que la disminución de tres milímetros de mercurio (mm Hg) en la tensión sistólica podría reducir la mortalidad por infarto cerebral en un 8% y la mortalidad por enfermedad coronaria en un 5% [...] Esto se podría conseguir reduciendo el consumo de bebidas azucaradas", tales como refrescos, limonadas, bebidas de frutas... Con los refrescos sin azúcar, sin embargo, los responsables del estudio no encontraron relación.
Este hallazgo es relevante en los casos en los que el individuo ingiere varias unidades al día, por ejemplo, en un contexto americano, donde el consumo de bebidas azucaradas es alto. Según los autores de este estudio, la media se sitúa en 2,3 latas diarias. Sin embargo, "en el contexto español, donde la media no llega a una lata por día, la reducción no es clínicamente significativa y, por lo tanto, no sería necesario quitarle al paciente hipertenso la única lata que bebe al día; sí si bebiera 10", explica Lluis Serra, presidente de la Academia Española de Nutrición y Ciencias de la Alimentación. Y añade: "Lo que sin duda reduce de forma importante la tensión arterial (15 ó 20 mm Hm) es la dieta DASH (en inglés modificaciones en la dieta para detener la hipertensión): baja en sal, con lácteos desnatados, rica en fruta y verdura, baja en carnes rojas y sin alcohol".
Los investigadores analizaron los datos de un total de 810 adultos cuyas edades oscilaban entre los 25 y los 79 años, con prehipertensión (entre 120 y 80 mm Hg y entre 139 y 89 mm Hg) y una primera etapa de hipertensión (entre 140 y 90 mm Hg y 159 y 99 mm Hg). Todos participaban en un estudio que duró 18 meses y durante este tiempo se valoraba la pérdida de peso, el ejercicio y la dieta saludable para prevenir y controlar la hipertensión.
Aun teniendo en cuenta y controlando los factores de riesgo de la hipertensión (como la obesidad), "el cambio de tensión arterial fue significativo", subrayan los responsables de este trabajo. "Nuestro descubrimiento, por lo tanto, puede ser una importante estrategia dietética para reducir la tensión arterial y otras enfermedades relacionadas, dado que la hipertensión sigue siendo uno de los más importantes y comunes problemas de salud en Estados Unidos". También en España, donde aproximadamente el 30% de la población es hipertensa.
En cualquier caso, matiza el presidente de la Academia Española de Nutrición, "no es tan importante el consumo de un refresco o un alimento en concreto como la dieta global de todo el día".
Los investigadores de la Universidad Estatal de Louisiana (Estados Unidos) observaron que la reducción de una lata al día implicaba una bajada de 1.8 milímetros de mercurio en la tensión arterial sistólica (máxima) y 1.1 en la diastólica (mínima).
Como argumenta el principal autor de la investigación, Liwei Chen, "se estima que la disminución de tres milímetros de mercurio (mm Hg) en la tensión sistólica podría reducir la mortalidad por infarto cerebral en un 8% y la mortalidad por enfermedad coronaria en un 5% [...] Esto se podría conseguir reduciendo el consumo de bebidas azucaradas", tales como refrescos, limonadas, bebidas de frutas... Con los refrescos sin azúcar, sin embargo, los responsables del estudio no encontraron relación.
Este hallazgo es relevante en los casos en los que el individuo ingiere varias unidades al día, por ejemplo, en un contexto americano, donde el consumo de bebidas azucaradas es alto. Según los autores de este estudio, la media se sitúa en 2,3 latas diarias. Sin embargo, "en el contexto español, donde la media no llega a una lata por día, la reducción no es clínicamente significativa y, por lo tanto, no sería necesario quitarle al paciente hipertenso la única lata que bebe al día; sí si bebiera 10", explica Lluis Serra, presidente de la Academia Española de Nutrición y Ciencias de la Alimentación. Y añade: "Lo que sin duda reduce de forma importante la tensión arterial (15 ó 20 mm Hm) es la dieta DASH (en inglés modificaciones en la dieta para detener la hipertensión): baja en sal, con lácteos desnatados, rica en fruta y verdura, baja en carnes rojas y sin alcohol".
Los investigadores analizaron los datos de un total de 810 adultos cuyas edades oscilaban entre los 25 y los 79 años, con prehipertensión (entre 120 y 80 mm Hg y entre 139 y 89 mm Hg) y una primera etapa de hipertensión (entre 140 y 90 mm Hg y 159 y 99 mm Hg). Todos participaban en un estudio que duró 18 meses y durante este tiempo se valoraba la pérdida de peso, el ejercicio y la dieta saludable para prevenir y controlar la hipertensión.
Aun teniendo en cuenta y controlando los factores de riesgo de la hipertensión (como la obesidad), "el cambio de tensión arterial fue significativo", subrayan los responsables de este trabajo. "Nuestro descubrimiento, por lo tanto, puede ser una importante estrategia dietética para reducir la tensión arterial y otras enfermedades relacionadas, dado que la hipertensión sigue siendo uno de los más importantes y comunes problemas de salud en Estados Unidos". También en España, donde aproximadamente el 30% de la población es hipertensa.
En cualquier caso, matiza el presidente de la Academia Española de Nutrición, "no es tan importante el consumo de un refresco o un alimento en concreto como la dieta global de todo el día".