MADRID.- ( AGENCIALAVOZ.ORG ) Realizar ejercicio regularmente, entre intenso y moderado, como el de la bicicleta estática, durante el embarazo conduce a una pequeña reducción en el peso del bebé al nacer, según un estudio de la Universidad de Auckland en Nueva Zelanda que se publica en la revista 'Journal of Clinical Endocrinology & Metabolism'. El trabajo también muestra que este ejercicio no restringe el desarrollo de resistencia a la insulina de la madre.
Según explica Paul Hofman, coautor del estudio, "nuestros descubrimientos muestran que el ejercicio aeróbico habitual altera el ambiente maternal de alguna forma que impacta sobre la estimulación de nutrientes del crecimiento fetal, dando lugar a una reducción del peso del recién nacido".
Hofman añade que dado que un tamaño grande en el nacimiento se asocia con un mayor riesgo de obesidad, una reducción limitada en el peso de nacimiento podría tener beneficios a largo plazo sobre la salud en los hijos al disminuir este riesgo en años posteriores de su vida.
El estudio es el primero en evaluar los cambios en la sensibilidad en la insulina en respuesta al ejercicio aeróbico durante el embarazo. La resistencia a la insulina maternal es esencial para aumentar la disponibilidad de nutrientes al feto y se ha asociado con el tamaño en el nacimiento.
El ejercicio reduce la resistencia a la insulina pero una disminución importante podría afectar de forma negativa al embarazo al restringir de forma grave la nutrición fetal. Sin embargo, los resultados de este estudio muestran que el ejercicio regular durante el embarazo no produce la misma reducción en la resistencia a la insulina que en las personas no embarazadas. "Nuestras observaciones sugieren que, durante un embarazo sano, la sensibilidad de la madre a la insulina está persistentemente regulada para conseguir un crecimiento fetal óptimo, y no responde a modestos incrementos del gasto de energía mediante el ejercicio", señalan los autores.
En su trabajo, los investigadores asignaron de forma aleatoria a 84 madres primerizas a un grupo de ejercicio o a un grupo control. Las participantes del grupo de ejercicio utilizaron bicicletas estáticas y se les indicó un máximo de cinco sesiones de 40 minutos de ejercicio aeróbico por semana hasta las 36 semanas de gestación.
La sensibilidad a la insulina se evaluó en las semanas 19 y 34-36 de gestación utilizando una prueba de tolerancia a la glucosa intravenosa. El peso y el índice de masa corporal (IMC) al nacer se midieron dentro de las 48 horas siguientes al nacimiento.
Según señalan los autores, el ejercicio no tuvo efecto sobre el peso materno o el IMC durante la fase avanzada de embarazo ni sobre la resistencia a la insulina y no afectó a ningún otro parámetro de regulación de la glucosa.
Los bebés de las madres que hicieron ejercicio pesaron 143 gramos menos (de media) que los hijos del grupo control y también presentaron un IMC menor. Sin embargo, la actividad de la madre no tuvo ninguna repercusión en la estatura de los recién nacidos.
Los investigadores concluyen que deberían realizarse más estudios sobre el tema para poder evaluar si el efecto del ejercicio sobre el peso del bebé se mantiene en el tiempo y si conlleva alguna secuela negativa.
Según explica Paul Hofman, coautor del estudio, "nuestros descubrimientos muestran que el ejercicio aeróbico habitual altera el ambiente maternal de alguna forma que impacta sobre la estimulación de nutrientes del crecimiento fetal, dando lugar a una reducción del peso del recién nacido".
Hofman añade que dado que un tamaño grande en el nacimiento se asocia con un mayor riesgo de obesidad, una reducción limitada en el peso de nacimiento podría tener beneficios a largo plazo sobre la salud en los hijos al disminuir este riesgo en años posteriores de su vida.
El estudio es el primero en evaluar los cambios en la sensibilidad en la insulina en respuesta al ejercicio aeróbico durante el embarazo. La resistencia a la insulina maternal es esencial para aumentar la disponibilidad de nutrientes al feto y se ha asociado con el tamaño en el nacimiento.
El ejercicio reduce la resistencia a la insulina pero una disminución importante podría afectar de forma negativa al embarazo al restringir de forma grave la nutrición fetal. Sin embargo, los resultados de este estudio muestran que el ejercicio regular durante el embarazo no produce la misma reducción en la resistencia a la insulina que en las personas no embarazadas. "Nuestras observaciones sugieren que, durante un embarazo sano, la sensibilidad de la madre a la insulina está persistentemente regulada para conseguir un crecimiento fetal óptimo, y no responde a modestos incrementos del gasto de energía mediante el ejercicio", señalan los autores.
En su trabajo, los investigadores asignaron de forma aleatoria a 84 madres primerizas a un grupo de ejercicio o a un grupo control. Las participantes del grupo de ejercicio utilizaron bicicletas estáticas y se les indicó un máximo de cinco sesiones de 40 minutos de ejercicio aeróbico por semana hasta las 36 semanas de gestación.
La sensibilidad a la insulina se evaluó en las semanas 19 y 34-36 de gestación utilizando una prueba de tolerancia a la glucosa intravenosa. El peso y el índice de masa corporal (IMC) al nacer se midieron dentro de las 48 horas siguientes al nacimiento.
Según señalan los autores, el ejercicio no tuvo efecto sobre el peso materno o el IMC durante la fase avanzada de embarazo ni sobre la resistencia a la insulina y no afectó a ningún otro parámetro de regulación de la glucosa.
Los bebés de las madres que hicieron ejercicio pesaron 143 gramos menos (de media) que los hijos del grupo control y también presentaron un IMC menor. Sin embargo, la actividad de la madre no tuvo ninguna repercusión en la estatura de los recién nacidos.
Los investigadores concluyen que deberían realizarse más estudios sobre el tema para poder evaluar si el efecto del ejercicio sobre el peso del bebé se mantiene en el tiempo y si conlleva alguna secuela negativa.