'Mamá, ya no quiero más'

sábado, 16 de mayo de 2009


MADRID.- ( AGENCIALAVOZ.COM ) Labios cerrados, negativas reiteradas, rechazo del biberón… Las madres que ignoran los signos de saciedad de sus bebés tienden a sobrealimentarlos, lo que aumenta el riesgo de sobrepeso en sus pequeños. Al menos esto es lo que sugieren las conclusiones de una reciente investigación.


Los datos de este trabajo, publicado en la revista 'Journal of Nutrition Education and Behavior', remarcan que los hábitos de alimentación tienen un importante rol a la hora de promover una excesiva ganancia de peso en los más pequeños.
Preocupados por el incremento de jóvenes con sobrepeso registrado en las últimas décadas, los autores de este trabajo decidieron analizar si las pautas de alimentación en la infancia más temprana influían de alguna manera en el problema.
Para ello, este equipo de investigadores de la Universidad de Rutgers (Nueva Jersey, EEUU) realizó un seguimiento durante un año a 96 madres de raza negra o hispana y provenientes de áreas de bajos recursos que alimentaban a sus bebés exclusivamente con lactancia artificial.
Se realizaron visitas al hogar de cada participante a los tres, seis y 12 meses de haber iniciado la investigación. Además de una entrevista con la madre para evaluar sus pautas de alimentación, se realizó una comprobación visual de los hábitos y se midió el peso y la talla de los bebés, entre otras medidas.
Además, también se tuvieron en cuenta otros factores que, a lo largo de la crianza del niño, pudieran influir en su peso, como el índice de masa corporal de la madre antes y durante el embarazo, la cantidad de veces que comía el pequeño a lo largo del día, o el mes en que se introducía en la dieta otro tipo de comida distinta a la leche.


Tendencia a sobrealimentar
Según los datos obtenidos por los investigadores, ninguna de las medidas estudiadas predisponía a una mayor ganancia de peso en los bebés hasta los seis meses. Sin embargo, varios factores sí resultaron determinantes sobre el peso del bebé si se llevaban a cabo entre los seis y los 12 meses.
La capacidad de la madre para detectar la saciedad de su hijo cuando comía fue el factor más destacado. Así, las participantes que ignoraban los signos de hartazgo de su bebé tendían a sobrealimentarlos, lo que incrementaba su riesgo de sobrepeso.
Del mismo modo, la cantidad de veces que alimentaban al pequeño a lo largo del día también se asociaba con mayor riesgo de ganancia rápida de peso en la citada franja de edad.
"Una alimentación más frecuente, especialmente con lactancia artificial, es un fácil culpable sobre el que cargar la culpa. Pero, la sensibilidad maternal sobre el estado de saciedad del niño [...] sugiere que una predisposición a no frenar el ritmo de ingesta y a terminar [el biberón] cuando el niño muestra signos de saciedad podría estar anulando la capacidad del niño de autorregular su consumo", comentan los investigadores en su trabajo.
"La sobrealimentación es más probable cuando los niños sólo toman biberón, ya que la actitud de la madre puede deberse más al signo visual de un recipiente sin terminar que a las señales de saciedad de su hijo", añaden.
En el artículo, estos autores recomiendan que nutricionistas especializados ayuden a las madres, especialmente a las que viven en entornos menos favorecidos, a reconocer los signos de hartazgo y a responder a estas señales.
"Este esfuerzo no frenará la crisis de obesidad infantil, pero podría ser un primer paso para reducir la prevalencia de sobrepeso que hoy en día ya es palpable en los jóvenes estadounidenses", concluyen los investigadores, quienes reclaman estudios más amplios sobre el tema.