La tuberculosis lleva a la ruina a los habitantes más pobres de China

domingo, 10 de enero de 2010


CHINA-. ( AGENCIALAVOZ.COM ) China es el segundo país del mundo con más casos de tuberculosis resistente a los medicamentos, sólo superado por India. La pobreza, el desconocimiento, el estigma social asociado a la enfermedad y el alto coste de los fármacos son algunas de las razones que están detrás del inadecuado cumplimiento de los tratamientos. El resultado es que las bacterias se vuelven más 'fuertes'.


La enfermedad afecta a 4,5 millones de personas en el país asiático y sólo en 2008 provocó la muerte de 160.000, según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS). El número de individuos infectados por bacterias resistentes a los principales productos para combatirla ascendía a 112.000 en 2007. No poder usar los medicamentos de primera línea supone tener que recurrir a otros que resultan mucho más caros.
La OMS ha documentado el crecimiento del presupuesto que dedica China a la lucha contra la tuberculosis: 157 millones de euros en 2008, frente a los 68 millones de 2002. Sin embargo, hay que tener en cuenta que estas cifras no reflejan la aportación que tienen que hacer los pacientes, que oscila entre el 47% y el 62% de las facturas hospitalarias.
En China, la atención sanitaria dista mucho de ser universal. Por esta razón, enfermedades como la tuberculosis afectan directamente al bolsillo de los ciudadanos y, en muchos casos, les lleva a la ruina.
Esta infección se ceba con los habitantes más pobres de la nación, que viven en lugares alejados de los centros sanitarios. Por eso, muchos de los afectados no sólo tienen que pagar la terapia, sino también el transporte hasta las instalaciones hospitalarias.
Li Jiachuen, de 45 años, reside en una de estas áreas empobrecidas. La tuberculosis acabó con sus ahorros al poco tiempo de ser diagnosticado. Entonces, pidió dinero a sus familiares y amigos. Pero no bastaba. "Ahora ya no tomo medicamentos. Ni siquiera tengo dinero para pagar la deuda que contraje. Gasté miles de yuanes [1 euro=9,7 yuanes] en el diagnóstico y el tratamiento, y todavía más en el transporte", explica el afectado.
Liu Zhongwu, que trabaja en una cantera del sur de país, es otro de los enfermos que tiró la toalla. "Aunque dos de los fármacos que me prescribieron eran gratuitos, tenía que pagar por otros medicamentos destinados a tratar los efectos secundarios. Y estos eran muy molestos: sufrí un dolor de estómago terrible y tuve que dejar de trabajar; ni siquiera tenía fuerzas para andar", relata.
Dejar el tratamiento a medias es, precisamente, uno de los factores que más fomenta la aparición de casos difíciles de combatir. Cuando las bacterias no han sido totalmente eliminadas, es más fácil que adquieran mutaciones que las hacen resistentes a los fármacos.