Una nueva familia de fármacos contra el cáncer de pulmón funciona en el laboratorio

domingo, 3 de enero de 2010


MADRID.- ( AGENCIALAVOZ.COM ) El diseño de los nuevos fármacos contra el cáncer se parece mucho al trabajo de un miniaturista, ajustando piezas capaces de encajar en las células tumorales para bloquearlas. Un nuevo estudio publicado en la revista 'Nature' demuestra que este conocimiento de la célula puede traducirse en el desarrollo de un nuevo tratamiento contra el cáncer de pulmón.


Hasta ahora, los pacientes con un tumor de pulmón de células no pequeñas que además son portadores de una mutación en el gen EGFR se beneficiaban de la acción de una familia de fármacos específica: erlotinib y gefitinib. Estos medicamentos, denominados inhibidores del EGFR, están diseñados para ocupar un hueco en la célula tumoral destinado en realidad para otra molécula. Al impedir a esta pieza ocupar su sitio y enviar señales para que el cáncer se divida, los medicamentos logran su misión de detener el crecimiento del tumor.
Sin embargo, transcurrido cierto tiempo (una media de ocho meses aproximadamente), la célula es capaz de zafarse de este mecanismo de control y seguir creciendo a pesar de los fármacos. Lo que ahora han descubierto en un laboratorio de la Universidad Dana Farber (la misma donde se desarrollaron los primeros inhibidores de EGFR hace menos de cinco años), es una segunda generación de fármacos capaces de evitar la aparición de estas resistencias.
De momento lo han probado únicamente en células tumorales y en ratones de laboratorio, por lo que es pronto para decir si surtirán el mismo efecto en pacientes, pero sus primeros datos son positivos. El nuevo compuesto (que se adhiere con más firmeza a una proteína para bloquear la división celular) ha resultado ser hasta 100 veces más potente que erlotinib y gefitinib en líneas celulares. Además, el llamado WZ4002 (es demasiado pronto aún para que tenga un nombre comercial) ha demostrado una toxicidad hasta 100 veces menor, debido a que su acción se limita a las células tumorales y no a las sanas.
Pasi Jänne, que ha dirigido esta investigación, subraya el trabajo multidisciplinar que implica desarrollar un trabajo de este tipo, para ajustar la estructura de un fármaco a un defecto específico de ciertos pacientes y señala que es un buen ejemplo de que las instituciones académicas también pueden tener un papel importante en la creación de nuevos medicamentos.