Cómo planificar el embarazo sin olvidarse de las cuestiones más importantes

jueves, 7 de enero de 2010


MADRID.- ( AGENCIALAVOZ.COM ) El último grito en ofertas de vacaciones son las estancias en hoteles de lujo para concebir un hijo. Dichos establecimientos preparan todo para que las parejas procreen en el ambiente más propicio: decoración romántica, cena en la playa, alimentos afrodisiacos... Incluso hay quien devuelve el dinero a aquellos huéspedes que demuestren que su bebé empezó a gestarse en ese alojamiento.


Tener descendencia se ha convertido en todo un alarde de planificación: los futuros padres intentan dar con la fecha de nacimiento más adecuada para que la baja de maternidad se sume al mes de libranza en verano; toman suplementos herbales de dudosa eficacia para aumentar la fertilidad; y ponen en práctica mil y un trucos para calcular los días más idóneos para reproducirse.
Una vez logrado el ansiado embarazo, viven angustiados por los efectos que puedan tener en el feto el sexo, los viajes o el ejercicio físico. En ocasiones, los progenitores se dejan llevar por derroteros que desvían su atención de las recomendaciones que realmente son esenciales para la salud.
Antonio García Burguillo, ginecólogo del Hospital 12 de Octubre de Madrid, señala que, en términos generales, se planifican muy poco las cuestiones relevantes. "Parece mentira, pero incluso hay mujeres diabéticas que se quedan embarazadas en muy malas condiciones", asegura.
Los especialistas aconsejan a quienes deseen ser madres que realicen una visita preconcepcional al médico. Esta consulta resulta imperativa cuando la interesada padece ciertas patologías crónicas, como la diabetes o las enfermedades cardiovasculares, que deben estar perfectamente controladas antes de la concepción para evitar que surjan complicaciones tanto en el feto como en la embarazada.
Otra recomendación escasamente seguida es la de empezar a tomar suplementos de ácido fólico y yodo entre dos y tres meses antes de que se produzca la gestación para reducir las malformaciones en el bebé. El doctor García Burguillo apunta que, según los últimos estudios realizados, sólo cumplen esta medida preventiva en torno al 10% de las mujeres que se quedan en estado. "Es una cifra muy baja", se lamenta.
"Aparte de esta recomendación, es necesario seguir una buena alimentación y poco más. Si lográsemos que lo hicieran todas las embarazadas, sería un gran avance", precisa.


Cursos de preparación al parto
El ginecólogo añade que, "puestos a pedir, no estaría de más realizar un análisis de sangre antes de concebir". Hay un punto en el que el ginecólogo reconoce el éxito de las campañas informativas: el abandono del consumo de alcohol y tabaco durante la gestación.
Una vez logrado el embarazo, los futuros papás suelen cumplir las directrices de los especialistas y absorben con avidez todos los consejos que les dan tanto los obstetras como las matronas. Éstas últimas se encargan de impartir los cursos de educación maternal, en los que cada vez se hace más hincapié en la importancia de alimentar a los recién nacidos con leche materna. Aún así, el biberón sigue siendo el rey de la nutrición infantil.
"El problema fundamental es que en el siglo XX se perdió la cultura de la lactancia natural", afirma Gema Cárcamo, presidenta de Multilacta, un grupo de apoyo a madres.
Las cifras le dan la razón: según la Encuesta Nacional de Salud de 2008, sólo el 68% de las madres da el pecho a sus hijos de forma exclusiva durante las primeras semanas, porcentaje que desciende al 52% a los tres meses y al 24% al cabo de seis.
La presidenta de la asociación Amamanta, Salomé Laredo, está convencida de que una de las mejores maneras de promocionar la alimentación óptima para el bebé es "el apoyo madre a madre" mediante talleres auspiciados por los centros de salud y los hospitales.
Cuando existen problemas fisiológicos que dificultan el proceso, es indispensable la concurrencia de los profesionales sanitarios. Sin embargo, en la mayoría de las ocasiones se trata de una cuestión emocional. La inseguridad y el miedo a no ser capaz de amamantar es uno de los peores enemigos de este tipo de alimentación. En esos casos, ¿qué mejor ayuda que la de alguien que ha pasado por ese trance?


Apoyo a los primerizos
Esa es, precisamente, una de las finalidades de los cursos de educación maternal, que cada vez se centran más en cuestiones ajenas al parto. Bajo la batuta de las enfermeras, estos encuentros pueden contribuir a que los padres primerizos no tengan que pronunciar el fatídico lamento: "Si alguien me hubiese informado antes...".
Maite Villar, presidenta de la Asociación de Matronas de Madrid, considera que una de las etapas que más suele 'descolocar' a los progenitores inexpertos son los primeros días tras el nacimiento. Es entonces cuando se produce "la adaptación al bebé, es decir, a tener un ser dependiente de ti las 24 horas del día que no sólo come o duerme; también llora y pide cosas".
¿Cuándo retomar las relaciones sexuales tras el parto? Es otro de los apartados que produce mayores quebraderos de cabeza. "Pueden comenzar en cuanto la mujer deje de manchar", señala Villar. Asimismo, aclara que es perfectamente posible tomar anticonceptivos orales durante la lactancia, pero hay que tener en cuenta que no debe recetarse la píldora clásica, sino unos contraceptivos que contienen una menor cantidad de hormonas.


Los papás no quieren perderse nada
El contacto piel con piel entre la madre y el recién nacido es esencial para el éxito de la alimentación natural y debe iniciarse lo antes posible. Sin embargo, si la mujer no está consciente porque ha sido sometida a una cesárea o no puede tener al bebé encima por alguna complicación, el padre puede relevarla y ponérselo sobre su pecho hasta que ella pueda hacerlo.
Algunos hospitales fomentan esta práctica que no alimenta al niño, pero sí lo mantiene calmado y lo prepara para la lactancia materna. Éste es uno de los ejemplos de la creciente participación masculina en el cuidado de los hijos. José Alberto Rodríguez, ginecólogo del Hospital Infanta Sofía de San Sebastián de los Reyes (Madrid), observa que los padres están "muy implicados en términos generales y con muy buena predisposición". En este sentido, comenta que llegan, incluso, a mostrar la misma preocupación excesiva que muchas de las gestantes.En todo caso, constituyen un «apoyo muy importante» y la mayoría suele acudir junto a sus parejas a prácticamente todas las revisiones.
Algo parecido ocurre en los cursos de educación maternal, aunque con algunos matices. Carmen Paz, matrona del Centro de Salud de Markonzaga de Sestao (Vizcaya), señala que muchos hombres "acuden el primer día para ver si son los únicos o no. Si no ven a ningún otro, o tan sólo a uno, es posible que no regresen. En cambio, si constatan que no están solos, se animan a seguir participando". En su opinión, "les cuesta un poco". Sin embargo, también reconoce que "a veces son ellas las que quieren ir solas".
La mayor implicación del varón se nota cada vez más. Una muestra en clave de humor del cambio de paradigma la ofrece Fabrice Florent en ¡Dios Mío, voy a ser papá! (Ediciones Timeo). Escrito en forma de diario, este libro ofrece un testimonio de lo que significa estar 'embarazado'.
Lean un fragmento del primer capítulo: "Empezamos bien. ¿Me queréis decir cómo hago para desempeñar bien el papel de Futuro Papá si Ella no me lo cuenta todo? ¿Cómo voy a saber yo que un test de embarazo hay que hacerlo por la mañana? Pues sí, futuros papás que me leéis, que lo sepáis: por lo visto, el pipí de la tarde no activa la fatídica raya".