El olor de la muerte

lunes, 24 de agosto de 2009


MADRID.- ( AGENCIALAVOZ.COM ) Puede que muy pronto las labores de recuperación de cadáveres producidos por culpa de desastres naturales se agilicen y sean más eficaces. Un grupo de científicos forenses está desarrollando el primer aparato portátil que 'olfatea' los cuerpos sepultados por huracanes, terremotos, tornados o explosiones.


"Hoy en día, la 'herramienta' estrella que se emplea para encontrar los cuerpos que dejan tras de sí las tragedias naturales son los perros. Estos animales son muy efectivos a la hora de realizar esta labor pero invierten más tiempo para alcanzar su objetivo, cuestan más dinero y requieren de una persona que los lleve. Si existe la posibilidad de contar con un aparato que reduce estos costes y es igual de eficaz, hay que investigarlo", comenta a elmundo.es Sarah Jones, quien junto con Dan Sykes, está tratando de desarrolla este método. Ambos pertenecen al departamento de Ciencias y Química Forense en la Universidad de Pensilvania (EEUU).
Para lograrlo, los científicos han identificado primero los gases que emanan de los cuerpos cuando están en proceso de descomposición bajo distintas condiciones ambientales. También han detallado el momento en el que estos compuestos volátiles olorosos se producen. Es decir, a las horas o días después del fallecimiento. Estos datos preliminares han sido presentados en la conferencia anual de la Sociedad Americana de Química que se está celebrando actualmente en Washington.
La putrefacción del cuerpo humano es un proceso natural que se produce por la acción de las propias bacterias y enzimas que están en nuestro organismo. Al morir, las células de nuestro cuerpo dejan de recibir el oxígeno vital para su funcionamiento, por lo que su actividad cesa, pero el ritmo al cual las células 'van muriendo' depende del tipo de célula y de las condiciones medioambientales. Así, mientras que las neuronas fallecen en unos tres o siete minutos, las de la piel pueden permanecer hasta 24 horas activas.


En los tres primeros días
Las células desprenden sustancias que actúan también en el proceso, como por ejemplo, metano y sulfuro de hidrógeno. Algunos de estos gases son verde-azuladas, lo que confieren este color al cadáver, además de hincharlo.
Durante la descomposición se producen más de 30 compuestos. Algunos de ellos como la pustrecina o la cadaverina emanan en las primeras fases de este proceso. "Los estudios anteriores en relación con los gases que surgen de la putrefacción se han llevado a cabo con cadáveres donados que tenían más de tres días, por lo tanto, en estos trabajos no se ha podido identificar ni la pustrecina ni la cadaverina, así como otros compuestos volátiles que 'se liberan' tras el fallecimiento", agregan los científicos.
Por este motivo, los investigadores de Pensilvania han llevado a cabo sus hallazgos utilizando cerdos. "Tienen las mismas fases de descomposición que el ser humano". Para ello, tras practicarle la eutanasia, introdujeron al animal en una "carcasa especial, cerrada, para protegerle de cualquier cambio climático que se pudiera producir. El dispositivo cuenta con tres agujeros por los que introdujimos los dispositivos que permiten realizar la microextracción en fase sólida [SPME, sus siglas en inglés]", aclara la doctora Jones.
Este sistema es un soporte semejante a una jeringa que ayuda a 'capturar' los gases que emanaban tras el óbito. Este tipo de fibras especiales suelen emplearse para medir la composición química del aire.
Tanto el doctor Jones como la doctora Sykes 'recolectaron los olores' del animal muerto cada seis y 12 horas a lo largo de una semana. "Las fibras fueron trasladadas posteriormente al laboratorio donde con el uso de un espectometría de masas con cromatógrafo de gases [GC/MS, sus siglas en inglés], pudimos analizar los compuestos capturados", añade la científica.
Mientras que en los primeros momentos la mayoría de los gases eran ácidos, "posteriormente encontramos pustrecina, así como otros elementos. Estos compuestos eran los que estábamos tratando de detectar. Ahora queremos 'recolectar' los que se producen según los distintos escenarios ambientales y recrear las diversas formas en las que el cuerpo humano puede descomponerse", añade.
Los investigadores esperan incluso que el nuevo sistema ayude a la Policía a resolver crímenes dado que la emanación de gases también permite saber el momento en el que se produjo la muerte.