Las secuelas del cáncer infantil se prolongan 25 años

viernes, 16 de julio de 2010


LONDRES.- ( AGENCIALAVOZ.ORG ) La buena noticia es que el cáncer infantil se cura en un elevado porcentaje de los casos. La 'cruz' de este panorama es que los niños que superan un tumor en su infancia siguen sufriendo un amplio abanico de secuelas años después de superar su enfermedad. El mayor análisis de esta población realizado hasta la fecha da las claves para seguir 'mimando' su salud una vez que abandonan la consulta de oncología.



Segundos tumores, problemas circulatorios y alteraciones respiratorias son los efectos secundarios a largo plazo más habituales a largo plazo, incluso pasados 25 años del diagnóstico, según la investigación que esta semana ve la luz en la revista 'Journal of the American Medical Association'.
Raoul Reulen y su equipo, de la Universidad británica de Birmingham, dispusieron de una amplia base de datos nacional para localizar a casi 18.000 chavales diagnosticados entre 1940 y 1991. Los propios autores reconocen que en las últimas décadas, los tratamientos oncológicos han evolucionado hacia mejor, lo que permite suponer que causan menos efectos secundarios y es probable que estas conclusiones puedan matizarse en la actualidad.
Una idea en la que coincide el doctor José Sánchez Toledo, jefe de Oncología Pediátrica del Hospital Vall d'Hebron de Barcelona. "Hay que tener en cuenta el momento en que fueron tratados los pacientes"; además, añade, a la hora de personalizar el seguimiento a estos supervivientes, hay que tener en cuenta factores tan dispares como el tipo de tumor diagnosticado, la edad o la terapia recibida.
Pese a todo, el nuevo análisis no deja lugar a duda: quienes superan un cáncer en su infancia tienen una mortalidad 11 veces superior a la de la población general; e incluso transcurridos 45 años, ese riesgo se mantiene tres veces superior a la media. En este lapso de tiempo, aclaran los investigadores, las recurrencias del cáncer sólo explicarían un 7% de las muertes adicionales, mientras que los segundos tumores (diferentes del diagnosticado en la infancia) y los problemas cardiovasculares estarían detrás de otro 77%.
Sin quedarse sólo en la crudeza de las cifras, los investigadores subrayan que estos datos deberían recordar la importancia de cuidar la salud a largo plazo de quienes reciben un diagnóstico de cáncer en sus primeros años de vida. "Nuestros datos deberían permitir reducir el elevado número de muertes prematuras, aunque será complejo encontrar fórmulas para ello", reconocen.
Algo que también subraya el especialista español: "No hay que crear angustias innecesarias. En los grandes hospitales normalmente se controla a estos pacientes hasta que son adultos jóvenes, cuando pasan a unidades de adultos". Aunque insiste: "no todos los pacientes requieren un seguimiento tan estricto, lo importante es diseñar un control a la medida de sus necesidades".
Por otro lado, la mejora en las técnicas de radioterapia y en los fármacos quimioterápicos que han experimentado los servicios de Oncología en las últimas décadas hace pensar que estas secuelas son cada vez menores, aunque es algo que no habrá que perder de vista para poder intervenir a tiempo.