MADRID.- ( AGENCIALAVOZ.COM ) No se trata de achicharrar la piel con la exposición excesiva al sol y 'buscarse' con ello un posible melanoma, pero sí al menos de ponerse de vez en cuando bajo el astro rey para obtener de él todos sus beneficios. El último confirmado: su capacidad para prevenir el cáncer de colon.
La luz solar es una fuente importante de vitamina D, dado que los rayos UV dan inicio a su síntesis en la piel. Otras fuentes son los alimentos lácteos, la yema de huevo y los aceites de hígado de pescado.
"Las evidencias científicas existentes sobre vitamina D y el menor riesgo de cáncer de colon eran poco consistentes debido en parte a que se basaban en trabajos realizados con cuestionarios sobre la dieta y este nutriente también se obtiene de otras fuentes, como es su producción endógena por exposición al sol. Nuestro estudio mide las concentraciones en sangre de la mencionada vitamina en una amplia muestra de pacientes y confirma su papel protector frente a los tumores del colon y el recto", destaca Carlos Alberto González, epidemiólogo del Instituto Catalán de Oncología y director de la sección española del estudio Investigación Prospectiva Europea sobre Cáncer y Nutrición (EPIC, sus siglas en inglés) del que se han obtenido los datos del nuevo trabajo.
Su director, Mazda Jenab, de la Agencia Internacional de Investigación del Cáncer (IARC), con sede en Francia, se expresa en términos similares. "Confirmamos que los niveles más altos de vitamina D en sangre se asocian con un riesgo reducido de cáncer colorrectal. Sin embargo, todavía queda por determinar si esta vitamina tiene un papel causal en la prevención de este tipo de cáncer o si es un marcador de otros eventos. Si tiene un papel causal, entonces las concentraciones en sangre cada vez mayores del nutriente deben reducir el riesgo de cáncer. Si es un marcador de otros acontecimientos, o una consecuencia del mal estado de salud, elevar las concentraciones de la vitamina D en sangre tendrían poco efecto sobre la incidencia de cáncer colorrectal. Por el momento, ya que nuestro estudio es prospectivo, apunta hacia la primera posibilidad".
El trabajo, publicado en el último 'British Medical Journal' es "útil porque tiene una potencia estadística muy grande dado el número tan elevado de participantes. Viene, además, a constatar lo que estudios previos han apuntando y es que la vitamina D tiene un efecto sobre el cáncer de colon. De hecho, hay evidencias de que la incidencia de este tipo de tumores es más elevada en los países con menos horas de luz al día", valora Félix Bonilla, jefe del Servicio de Oncología Médica del Hospital Puerta de Hierro de Madrid.
Alberto Muñoz, que lleva diez años investigando sobre vitamina D en su laboratorio del Instituto de Investigaciones Biomédicas Alberto Sols del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), corrobora "que el estudio confirma datos de otros muchos trabajos previos: niveles elevados de calcidiol en sangre (en otros casos, de irradiación solar o ingesta de vitamina D/calcio) se asocian con menor riesgo de cáncer de colon. Lo más interesante del mismo es que analizan una población muy grande, y así muchos casos de cáncer colorrectal. Además, midieron los niveles de calcidiol antes del diagnóstico, que es mucho más conveniente que valorar la dieta o la irradiación solar".
"Las evidencias científicas existentes sobre vitamina D y el menor riesgo de cáncer de colon eran poco consistentes debido en parte a que se basaban en trabajos realizados con cuestionarios sobre la dieta y este nutriente también se obtiene de otras fuentes, como es su producción endógena por exposición al sol. Nuestro estudio mide las concentraciones en sangre de la mencionada vitamina en una amplia muestra de pacientes y confirma su papel protector frente a los tumores del colon y el recto", destaca Carlos Alberto González, epidemiólogo del Instituto Catalán de Oncología y director de la sección española del estudio Investigación Prospectiva Europea sobre Cáncer y Nutrición (EPIC, sus siglas en inglés) del que se han obtenido los datos del nuevo trabajo.
Su director, Mazda Jenab, de la Agencia Internacional de Investigación del Cáncer (IARC), con sede en Francia, se expresa en términos similares. "Confirmamos que los niveles más altos de vitamina D en sangre se asocian con un riesgo reducido de cáncer colorrectal. Sin embargo, todavía queda por determinar si esta vitamina tiene un papel causal en la prevención de este tipo de cáncer o si es un marcador de otros eventos. Si tiene un papel causal, entonces las concentraciones en sangre cada vez mayores del nutriente deben reducir el riesgo de cáncer. Si es un marcador de otros acontecimientos, o una consecuencia del mal estado de salud, elevar las concentraciones de la vitamina D en sangre tendrían poco efecto sobre la incidencia de cáncer colorrectal. Por el momento, ya que nuestro estudio es prospectivo, apunta hacia la primera posibilidad".
El trabajo, publicado en el último 'British Medical Journal' es "útil porque tiene una potencia estadística muy grande dado el número tan elevado de participantes. Viene, además, a constatar lo que estudios previos han apuntando y es que la vitamina D tiene un efecto sobre el cáncer de colon. De hecho, hay evidencias de que la incidencia de este tipo de tumores es más elevada en los países con menos horas de luz al día", valora Félix Bonilla, jefe del Servicio de Oncología Médica del Hospital Puerta de Hierro de Madrid.
Alberto Muñoz, que lleva diez años investigando sobre vitamina D en su laboratorio del Instituto de Investigaciones Biomédicas Alberto Sols del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), corrobora "que el estudio confirma datos de otros muchos trabajos previos: niveles elevados de calcidiol en sangre (en otros casos, de irradiación solar o ingesta de vitamina D/calcio) se asocian con menor riesgo de cáncer de colon. Lo más interesante del mismo es que analizan una población muy grande, y así muchos casos de cáncer colorrectal. Además, midieron los niveles de calcidiol antes del diagnóstico, que es mucho más conveniente que valorar la dieta o la irradiación solar".
Vitamina sí, suplementos aún no
La nueva investigación forma parte del estudio EPIC, en el que participan diez países europeos, 23 centros de investigación y un total de 521.000 sujetos de entre 35 y 64 años. Entre 1992 y 1998 todos los participantes completaron cuestionarios detallados sobre su dieta y estilo de vida. Además, los científicos recolectaron una muestra sanguínea de cada uno de ellos. Durante el tiempo que duró la investigación se diagnosticaron 1.248 casos de cáncer colorrectal que fueron comparados con 1.248 personas sanas.
Los datos revelan que los participantes con niveles más elevados de concentración en sangre de vitamina D tenían un casi 40% de disminución de este tipo de tumor en comparación con aquéllos con los niveles más bajos. Pese a los datos, todos los expertos consultados por ELMUNDO.es insisten en que "todavía no se debe recomendar el consumo de suplementos de vitamina D para prevenir el cáncer de colon".
De hecho, "un exceso de este nutriente puede tener efectos perjudiciales. En los países mediterráneos, con la exposición al sol tras salir a la calle los fines de semana es suficiente, además de consumir productos lácteos".
Futuras investigaciones "tendrán que demostrar si inducir mayores concentraciones de vitamina D circulante mediante el uso de suplementos de este nutriente previenen el cáncer colorrectal. De momento, unos niveles óptimos se pueden lograr con una dieta equilibrada combinada con una exposición regular y moderada a la luz solar. Además, el mensaje que debe llegar a casa para la prevención del cáncer colorrectal es: dejar de fumar, aumentar la actividad física, reducir la obesidad y la grasa abdominal, y limitar la ingesta de alcohol y carnes rojas y procesadas", aconseja Mazda Jenab.
La vitamina D interviene en la regulación del crecimiento de las células sanas y tumorales del colon. Pero su potencial preventivo no se limita al cáncer. Así, las personas con niveles bajos tienen un 45% más de riesgo de tener un infarto o un 78% más posibilidades de sufrir un ictus. Además, los niveles escasos se asocian con el doble de probabilidades de desarrollar insuficiencia cardiaca.