El origen del cáncer de próstata, en las células equivocadas

jueves, 29 de julio de 2010


EE.UU.- ( AGENCIALAVOZ.ORG ) No es lo mismo estudiar un tumor que se ha implantado en el organismo de un ratón a partir de tejido ya maligno; que injertarle al animal células sanas, hacer que malignicen y estudiar la evolución del cáncer desde el inicio. Gracias a esta pequeña distinción de método, científicos de la Universidad de California Los Angeles (EEUU) han logrado arrojar nuevas claves sobre el origen del cáncer de próstata.



Las células que componen la próstata masculina pueden dividirse, a grandes rasgos, entre luminales y basales. Las primeras son células ya maduras (bien diferenciadas), encargadas de segregar el antígeno prostático específico (PSA); mientras que las células basales están más indiferenciadas. Esto les permite ejercer funciones de 'célula madre', lo que significa que pueden proliferar para renovar el tejido prostático.
Hasta ahora, la mayoría de estudios consideraba que el origen de un tumor prostático había que buscarlo en las células luminales, cuyas características al microscopio se asemejaban más a las tumorales. Sin embargo, según se desprende del estudio de Owen Witte que acaba de publicar la revista 'Science', parece que el origen de la enfermedad hay que buscarlo en sus compañeras, las células basales.
Para comprobarlo, tomaron muestras sanas de ambos tipos celulares. En el laboratorio, las manipularon con el objetivo de que expresasen ciertos oncogenes que hiciesen de ellas células malignas. Una vez transformadas, las injertaron en el organismo de varios roedores de laboratorio y comprobaron que eran las células basales las que dieron origen a la formación de tumores de próstata.
"Este hallazgo nos permite entender la secuencia que da lugar a los eventos genéticos que desembocan en un tumor prostático y definir las vías de señalización impulsan todo el proceso", afirma el principal investigador del estudio.
A su juicio, parte del éxito de su descubrimiento radica en haber seguido la evolución de las células desde el inicio, en lugar de trabajar con unidades ya malignizadas. "Antes sabíamos que eran células tumorales, pero no cómo habían llegado hasta allí. Trabajando con unidades sanas que malignizan podemos estudiar todo el proceso y desarrollar mejores herramientas diagnósticas y predictivas".
Por ejemplo, añaden, hasta ahora se toma el aumento del PSA (secretado por las células luminales) como un posible indicador de que se está originando un tumor en la glándula prostática. "Sin embargo, sabiendo que el origen puede estar en las basales, ahora podremos tratar de identificar qué marcadores emiten éstas en las etapas premalignas; y tal vez así descubramos nuevos indicadores para el diagnóstico precoz de la enfermedad", concluyen.