MADRID.- ( AGENCIALAVOZ.COM ) Los chicos y chicas que se 'ponen hasta las cejas' de todo no son, a priori, más inmaduros. Por desgracia, en las drogas también caen (y mucho) los más maduros, adultos con la cabeza 'bien amueblada'. Sin embargo, los datos de un nuevo trabajo han dejado algo boquiabiertos a sus autores al descubrir que los adolescentes con comportamientos de riesgo muestran signos de mayor maduración cerebral.
Concretamente, tienen mayor materia blanca [la que se encarga de transmitir información de un punto a otro] en la zona frontal del cerebro que sus congéneres más conservadores.
Para Javier San Sebastián, jefe de la Unidad de Psiquiatría de Niños y Adolescentes del Hospital Ramón y Cajal, "los datos de esta nueva investigación concuerdan con las envidencias que tenemos sobre impulsividad y cerebro".
Gracias a las nuevas técnicas de imagen, ahora sabemos que el cerebro madura paulatinamente durante la adolescencia y no alcanza su 'forma adulta' hasta mediados de los años 20. Precisamente, una de las zonas cerebrales que más tiempo tarda en desarrollarse plenamente es la corteza prefrontal, que juega un papel importante en la función ejecutiva, la autorregulación de la conducta y la organización del pensamiento... En definitiva, la zona encargada de tomar decisiones juiciosas.
"Cada año, y según los Centros de Control de Enfermedades de Atlanta [EEUU], 27.000 personas de entre 10 y 24 años mueren por culpa de 'malas decisiones'. La primera causa son los accidentes, luego los homicidios y finalmente los suicidios", introduce Gregory Brens, del departamento de Psiquiatría de la Universidad de Emory (estados Unidos) y autor principal del estudio. Para este especialista, "aunque nadie está inmunizado contra la adopción de resoluciones equivocadas, los adolescentes y los adultos más jóvenes parece que acogen un porcentaje mucho más elevado de ellas".
La 'justificación', hasta ahora, de las actuaciones arriesgadas y alocadas de este sector de la población se ha apoyado en los cambios hormonales, la inmadurez cerebral o el menor desarrollo de habilidades cognitivas y emocionales. Sin embargo, la nueva paradoja se publica en el último número de 'PLoS ONE'.
Para Javier San Sebastián, jefe de la Unidad de Psiquiatría de Niños y Adolescentes del Hospital Ramón y Cajal, "los datos de esta nueva investigación concuerdan con las envidencias que tenemos sobre impulsividad y cerebro".
Gracias a las nuevas técnicas de imagen, ahora sabemos que el cerebro madura paulatinamente durante la adolescencia y no alcanza su 'forma adulta' hasta mediados de los años 20. Precisamente, una de las zonas cerebrales que más tiempo tarda en desarrollarse plenamente es la corteza prefrontal, que juega un papel importante en la función ejecutiva, la autorregulación de la conducta y la organización del pensamiento... En definitiva, la zona encargada de tomar decisiones juiciosas.
"Cada año, y según los Centros de Control de Enfermedades de Atlanta [EEUU], 27.000 personas de entre 10 y 24 años mueren por culpa de 'malas decisiones'. La primera causa son los accidentes, luego los homicidios y finalmente los suicidios", introduce Gregory Brens, del departamento de Psiquiatría de la Universidad de Emory (estados Unidos) y autor principal del estudio. Para este especialista, "aunque nadie está inmunizado contra la adopción de resoluciones equivocadas, los adolescentes y los adultos más jóvenes parece que acogen un porcentaje mucho más elevado de ellas".
La 'justificación', hasta ahora, de las actuaciones arriesgadas y alocadas de este sector de la población se ha apoyado en los cambios hormonales, la inmadurez cerebral o el menor desarrollo de habilidades cognitivas y emocionales. Sin embargo, la nueva paradoja se publica en el último número de 'PLoS ONE'.
Juegos peligrosos
Los científicos escogieron a 91 adolescentes de entre 12 y 18 años que fueron sometidos a imágenes con tensores [DTI, de sus siglas en inglés] por Resonancia Magnética. Este técnica permite cuantificar la 'arquitectura' de la materia blanca. Para 'detectar' sus posibles 'actos imprudentes', los científicos les sometieron asimismo al Cuestionario de Riesgo de Adolescentes, que consta de 22 preguntas, como tomar drogas, mantener relaciones sexuales de riesgo o ir al volante bajo los efectos del alcohol o sin carnet de conducir.
Todos los participantes, a los que no se les había diagnosticado enfermedad mental previa y no estaban tomando ningún tipo de medicación, tuvieron un seguimiento a lo largo de tres años en los que se les fueron practicando más pruebas de imagen. Los datos revelan que, precisamente, los chavales que más comportamientos de riesgo tenían eran "los que más madurez cerebral tenían", aclaran los investigadores.
"Los adolescentes que tienen más actitudes de riesgo son más impulsivos y buscan en mayor medida experimentar nuevas sensaciones pero también son los que más madura tienen la materia blanca de la zona frontal del cerebro", añaden.
Y dudan de si la 'precocidad' en este desarrollo es la que desencadena la precocidad en el comportamiento de riesgo o viceversa. "Aún quedan muchas dudas por resolver por lo que se deberían realizar más trabajos con técnicas de imagen que sirvieran para predecir la involucración futura de los chavales en actividades de riesgo, así como para resolver el papel que juegan en ellas, la biología, el desarrollo del control cognitivo y las experiencias vitales", determina el estudio.
Este futuro está cerca, según el doctor, San Sebastián, "dado que la impulsividad es el factor de riesgo más conocido de las conductas de riesgo y, por lo tanto, puede ayudar a predecir que chicos o chicas van a adoptar comportamientos arriesgados. Por lo tanto, sí que es muy probable que gracias a las técnicas de imagen podamos 'adelantarnos' e identificar a aquéllos que más posibilidades tienen de cometer actos imprudentes".