Dr. Jose Linares Cerón
ESPAÑA-. ( AGENCIALAVOZ.COM ) Es bien sabido que todas las parejas, aunque tengan una relación muy sólida, son susceptibles de pasar por momentos de crisis. Habrá que afrontarlas y superarlas, ya que forman parte del desarrollo normal de la relación. Dios instituyó el matrimonio como un medio para que los seres humanos encontraran la felicidad en este mundo. Pero la triste realidad es que muchos, por no decir demasiados matrimonios, no sólo no encuentran la felicidad en él, sino la desesperación, la amargura y el fracaso.
El amor que no se cultiva tiende a desaparecer. Impresiona ver los esfuerzos y sacrificios que realizan las parejas por llevar un trabajo floreciente, asisten a conferencias y seminarios y ponen empeño para tener un matrimonio floreciente. Siempre en mis conferencias les digo a los asistentes: "Así como estudiamos una carrera técnica o profesional para estar capacitado, los matrimonios e incluso las parejas deben estudiar antes de casarse como si fuera una carrera profesional, si queremos tener un matrimonio solido y armonioso". Practicar en su ámbito privado el amor y el respeto y sobre todo valorar los pequeños detalles de su pareja que estimulara a fortalecer su matrimonio. El matrimonio es una sociedad permanente entre un hombre y una mujer. Está en la Biblia, Mateo 19:5-6,”. El hombre dejará padre y madre, y se unirá a su mujer, y los dos serán una sola carne. Así que no son ya más dos, sino una sola carne; por tanto, lo que Dios juntó, no lo separe el hombre".
Los comienzos
Cuando una pareja comienza, cada uno trata de conquistar continuamente al otro, se hacen cumplidos, no se exigen, siempre están dispuestos a dar, nace un amor que en principio no necesita esfuerzo, es un amor entusiasmado, es el principio del enamoramiento. Pero toda pareja tiene que evolucionar y transformar ese amor inicial en un amor maduro y sólido, en caso contrario podría llegar a desaparecer. La vida es una sucesión de cambios constantes. Dos personas se unen en un momento particular de la vida. En esa circunstancia se tienen ciertos gustos, ideas y valores, así como conflictos y anhelos propios de la etapa que se está viviendo. En la relación se definen roles, tareas y modos de vincularse.
El paso del tiempo va cambiando a los enamorados, pero no siempre en el mismo sentido. Roles que antes se desempeñaron con placer, ahora pueden ahogar. Tareas que se delegaron con gusto, hoy quizás se quieren recuperar. Lo que primero se vivió como oportunidad, en este momento puede sentirse como un freno. Muchas veces estos cambios ocurren sin hacer ajustes en la forma de relacionarse como pareja. Entonces, un día las diferencias y las insatisfacciones ya no pueden esconderse, y afloran intensamente los tonos de voz se alteran y las puerta empiezan a sonar mas fuertes etc. 1 Pedro 3:7, "Vosotros, maridos, igualmente, vivid con ellas sabiamente, dando honor a la mujer como a vaso más frágil, y como coherederas de la gracia de la vida, para que vuestras oraciones no tengan estorbo".
Crisis de los primeros años
Esta crisis se produce en el periodo de tiempo en el que se está formando la estabilidad de la pareja y comprende los primeros años de convivencia, donde se tienen que adaptar el uno al otro, cada uno tiene costumbres y hábitos diferentes, se renuncia a un estilo de vida, para comenzar un proyecto de vida en común que parte del amor y de la ilusión.
Es una etapa maravillosa en la que el amor se vive con mucha intensidad, pero no está carente de obstáculos. La convivencia diaria, el día a día, hace desvanecer la idealización que se tiene de la pareja.
Tras la convivencia surge el primer desencanto, nuestra pareja no es tan excepcional como pensábamos. Además, tener que ceder y adaptarse a otras costumbres no es sencillo, se producen cambios a nivel personal y surgen los primeros conflictos que habrá que superar.
Uno de los conflictos más frecuentes que encontramos en esta etapa es, cuando en la pareja uno quiere imponerse al otro, imponer su forma de hacer y de organizar la vida en común, lo normal es que el otro no esté dispuesto a ser sometido, generando los primeros conflictos de adaptación.
Encontrar un equilibrio y una buena comunicación es fundamental para salir de esta crisis.
Síntomas de una relación en crisis en su primera fase:
- La pareja deja de compartir el desayuno con su cónyuge
- Los diálogos se tornan cada vez más escasos o forzados
- Aumentan las horas silenciosas frente al televisor
- No se proponen ni organizan salidas conjuntas
- No se comparten actividades rutinarias u ociosas
- Los desacuerdos se vuelven cada día más frecuentes y se originan por motivos a veces irrelevantes (qué comer, el orden o desorden de la vivienda, adónde ir de paseo).
El origen de este deterioro en las relaciones interpersonales y el nivel y calidad de comunicación pueden ser la "punta del iceberg" de otros problemas o situaciones personales o de la pareja. Y éste es el momento apropiado para descubrirlos, debatirlos cariñosamente y resolverlos para recuperar la armonía de pareja.
Efesios 5:21, "Someteos unos a otros en el temor de Dios".
Crisis en la mitad de la vida
Estas situaciones son muy comunes en creyentes que no han mantenido en una relación perfecta en la oración. Lo que vivimos en armonía espiritual estas situaciones es superable en el poder de su nombre, pero deseo hablar de este tema para las parejas que está en camino en situaciones difíciles cuando descuidamos nuestra relación íntima con el Señor.
Se hace un balance sobre la propia vida, sobre lo que somos y lo que queríamos ser, se recuerda aquello a lo que se renunció para formar la pareja y en cierta manera se echa de menos aquella etapa en la que no existían ataduras, pueden surgir los reproches y descargar en la pareja el sentimiento de frustración al no conseguir las metas previstas.
Esta crisis surge también en aquellas parejas que se han dejado llevar por la rutina, la convivencia se convierte monótona y el aburrimiento empieza a formar parte de sus vidas.
Esto, junto con el deseo de recuperar una etapa perdida, puede dar lugar a la infidelidad en aquellas parejas que no tienen una relación sólida y en las que no ha existido una lucha por vencer los obstáculos que presenta la vida de pareja, tales como la rutina.
La vida de pareja es muy compleja y requiere de un gran esfuerzo y dedicación, y es precisamente en esta etapa cuando más atentos hay que estar con nuestra pareja, demostrarle amor y hacerle sentir feliz es fundamental para superar cualquier crisis. Es importante que este intercambio no se convierta en reclamo, sino en un interés por conocerse mejor, entenderse y aceptarse. Sin embargo, si se dieron cuenta de que el intercambio se convirtió en una sesión de quejas y reclamos, el chequeo ha cumplido su cometido, pues está revelando que la pareja tiene aspectos débiles. El enojo y el desacuerdo no quieren decir que el matrimonio esté en crisis, pero sí demuestran que hay cosas para mejorar. Efesios 4:2-3, "Con toda humildad y mansedumbre, soportándoos con paciencia los unos a los otros en amor, solícitos en guardar la unidad del Espíritu en el vínculo de la paz".
Crisis de la vejez
Las parejas que han sabido solucionar realmente todos los problemas y las contrariedades que les ha presentado la vida, cuando llegan a esta etapa se unen más estrechamente, se apoyan y ayudan mutuamente, surge un reencuentro entre ellos.
En esta etapa disponen de más tiempo libre, ya no trabajan y los hijos se han ido del hogar, en definitiva tienen una vida menos activa que les permite estar más tiempo juntos.
Sin embargo en parejas que en su trayectoria no han sabido solucionar los conflictos que les ha deparado la vida llegan a la vejez con resentimiento, con la sensación de una vida malgastada.
La jubilación y la salida de los hijos del hogar produce un vacío que puede dar lugar a una crisis en la pareja, se distancian cada vez más y empiezan a ignorarse. Efesios 4:26, "Airaos, pero no pequéis; no se ponga el sol sobre vuestro enojo.
Cómo salir de las crisis
Efesios 4:2-3, "Con toda humildad y mansedumbre, soportándoos con paciencia los unos a los otros en amor, solícitos en guardar la unidad del Espíritu en el vínculo de la paz".
Cuando la relación de pareja entra en crisis, se deben poner todos los medios para salir de ella, hay que identificar el problema y poner soluciones.
1. Evitando todo tipo de reproches y ofensas incluso en las grandes discusiones donde se puede herir aún más por el propio acaloramiento de la discusión y la falta de control.
2. Después de un enfado la reconciliación debe llegar pronto, y no se falte el respeto en ningún momento.
3. Dialogar, saber decir las cosas, saber callar en determinados momentos y rectificar cuando estamos equivocados, es fundamental para superar cualquier crisis
4. Aceptar a la pareja tal y como es, sin intentar cambiarla. Ore por él o ella para que supere sus propios defectos
5. No te dejes absorber por el trabajo, cuando llegues a casa interésate por el trabajo de tu pareja o por el quehacer diario, aprende a escuchar!!
6. Es necesario evitar el aburrimiento. En la vida de pareja tiene que haber proyectos, ilusiones, variedad, sentido del humor, diversión, vida social. La alegría y el buen humor son fundamentales para que a tu pareja le guste estar contigo. Por nada del mundo descuiden el don de Dios en su matrimonio, de acudir a conversar con Dios. Recuerde que la Familia es la Imagen de Dios. Si desea que oremos por Ud. Escribanos:
Ministerio@oracioninternacional.com